Hace unas semanas, blogueando, llegué hasta el rinconcito que tiene Manuela y me quedé prendada de su atril.
Entonces recordé que en casa había más de uno y ¿por qué no intentarlo?
Le tocó el turno a un atril que tengo hace unos veinte años.
Mis amigas y compañeras de estudios me lo regalaron por mi cumpleaños. La verdad es que durante unos años le dí mucho uso. En aquel momento, le pinté unas florecitas y lo barnicé.
Ahora me apetecía utilizar mis sellos y darle un aspecto más envejecido.
Éste es el resultado.